jueves, 6 de junio de 2013

V8 EN LA DICTADURA - Por Mauri


 -¿Cómo era ser metalero durante la dictadura?

-Si caminaba por la calle, vestido de negro y con pelo largo terminaba adentro, era una constante. Ya estaba completamente acostumbrado. A veces hablo con los pibes más jóvenes y no conocen un calabozo. Nosotros nos conocimos todas las comisarias de Capital Federal y del Conurbano Bonaerense.(Risas)



-¿Cuándo sentiste que estaban gestando algo nuevo dentro de la cultura musical?

- Como músico, una de las cosas más fuertes que me toco vivir fue ver 15 mil personas de espalda. Menos 200 tipos, más enardecidos que nosotros, que estaban ahí adelante. Era tal el rechazo y el golpe generacional que causaba V8 que, sacando a Riff y a la Memphis, en el Barrock de 1982 nos echaron del escenario faltando dos temas. Entonces Ricardo dijo el famoso: “Vamos a tocar parcas y los hippies que se mueran”. Recuerdo estar tocando y no sentir una buena o fea sensación, pero sí me di cuenta de que estabamos haciendo algo que no iba a pasar sin hacer ruido.

  

-¿Qué imagen tenés de ese recital?

-Fue algo bochornos. Un montón de músicos habían transado gritando “paz y amor”, mientras a pocas cuadras, los milicos torturaban en la ESMA.


 





 Vuelven las sirenas. 
  

Muy pocos saben que la primera tapa ideada para el disco Luchando por el metal no era un fondo negro con el logo de V8. “Estaba todo arreglado para que sea una foto de los 200 fisurados que nos seguían a todos lados levantando los puños en la glorieta de la barranca de Belgrano. Andá a saber quién se enteró o pasó el dato – señala Rowek -, la cosa es que la policía hizo una especie de operativo pinzas y nos mandaron a todos en cana”. La represión estaba al día y hasta en situaciones más impensadas, como cuando los integrantes de V8, junto con el baterista Fito Messina, fueron detenidos en la recepción posterior al Barrock en el Hotel Alvear con invitación en mano. “Y otra vez tuvo que venir Stefanolo, el abogado de los músicos, a presentar un hábeas corpus”, deja escapar entre risas, mientras ofrece una porción de budín al entrevistador

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